25 noviembre 2009

Algo me sucede.




La música desapareció igual que si nunca hubiera existido. Fue un sábado por la noche, de un septiembre de hace tanto que ya ni sé. Puede que la causa sea que era música lo único que se oía cuando “aquello” paso, puede también que la causa sea otra; la música es vida y solo los muertos están a salvo de la muerte, puede que sea eso, mate la música para que la muerte no me encontrara.

No lo sé. Pero paso.

Y, fueron pasando los años.

Y, las décadas.

Y, de repente, en alguna parte, suena la música y vuelvo a poder escucharla. No la busco pero cada vez que la encuentro me alcanza. De nuevo la siento. Y, me pregunto que me sucede, de donde nace esto y a que viene.

Y, pienso que bien pudiera ser que sea en los blogs donde se encuentre la oculta razón de tal misterio. En esos blogs que sin permiso te llenan los oídos con ella mientras te cuentan cosas que lamen tus infectadas heridas y te permiten sentir por un momento que a pesar de todas las veces que has muerto aún sigues vivo.

… Es más, ahora incluso cuando oír la música no es forzoso... hago clic y la escucho. O, al menos lo hago a veces. Y, no sé si eso es bueno.



¿... Música ... !!!





 "El arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos."

14 noviembre 2009

Del sabio, el falso sabio y una tontería

Una buena forma de diferenciar entre un sabio y un farsante es que cuando al sabio le llamas tonto sonríe (o,no) pero cuando se lo llamas al otro se ofende.

La sabiduría por ser sabia es siempre humilde. Pero esa, sospecho, no es la razón o cuando menos seguro que hay otra más. La de que hace falta ser tonto para darse por ofendido por una tontería como la de que te llamen tonto. Y al sabio no le da la gana ser tonto.

...Pero por desgracia, que algo no te ofenda no significa que no te duela. Y, a veces duele.

No siempre, claro.

05 noviembre 2009

Dudar





Dudar es una de las cosas que nos hacen humanos.


… Y, pese a ello, por naturaleza, lo que buscamos es dejar de dudar.





Debería avergonzarme.


Se supone que yo no hago esas cosas.

No soy amigo de usar golpes bajos y menos de los de esa clase, pero me pudo la impotencia.

...Todo comenzó de forma inesperada, le conozco de hace tanto que ya no sé cuanto, pero hablando él saco el tema, me contó y descubrí que ese hombre tiene realmente algo que contar. No algo ingenioso, bonito y divertido, que eso yo ya lo sabía. Tiene algo más y de lo que nunca me había hablado. Y, lo sabe contar, que es igual de importante o aún más. Y, ese algo es algo que hoy necesitamos que nos cuenten; pero de verdad y mucho. Y, no lo quiere contar.

Cree que no le escuchara nadie. Y, esa fe en la sordera ajena le lleva a encerarse en su silencio.

Y, yo luche contra esa fe suya. Me dedique a ello con ahínco y volveré a ello. Pero todos mis ataques para debilitar su fe fracasaban estrepitosamente. No lograba hacerle ni cosquillas. Y, todo era inútil y... nada.

Entonces, sucedió...

Le golpee. Bajo. Pero que muy bajo. Donde nadie tiene defensa. Le recordé que tiene una hija de pocos años y que el mundo en el que esa niña va vivir lo estamos construyendo ahora, nosotros, entre todos. Y, él incluido, mal que le pese. Un nuevo mundo que construimos a base de actos y omisiones. Y, le pregunte que clase de mundo quiere para su hija y los hijos de su hija.

El presente es la cuna del futuro, incluido el de su niña, tras hacerle recordar algo tan simple me fue fácil pedirle una sola cosa “dime ahora que te vas cruzar de brazos”.

P.D.: Y, lo admito, pienso que debería sentirme avergonzado por lo que hice, pero también es cierto que no me avergüenzo.



01 noviembre 2009

De la belleza




Hubo un tiempo en el que la mujer de la fotografía y yo eramos lo que ella llama “amigos de conversación” y alguien llamo “amigos de fin de semana”. Solo eso, pero paso el tiempo y sucedieron cosas y juntos las vivimos, hasta que llego el día en que descubrimos que lo que en realidad eramos, ya, es amigos, solo eso y sin entrecomillados.

...Y, os comprendo si pensáis que traigo esto a cuento aquí para presumir de amiga, lógico, natural. Yo podría pensar lo mismo. Pero no, ese no es el motivo. Sucede que hay algo que quiero decir.

Veréis:
A mi amiga, de niña, en el colegio, toda la clase se reía de ella por fea y le pedí permiso para contarlo aquí, con la esperanza, compartida por ambos, de que puede que algún día por el blog pase alguien y le sirva de algo.

Pero hay algo más que quiero decir y no le conté:

La verdadera belleza de esa mujer os aseguro que no se puede fotografiar, o no sería mi amiga.


P.D.:La fotografía la saque del blog de Patricia Esteiran, también amiga.