La música desapareció igual que si nunca hubiera existido. Fue un sábado por la noche, de un septiembre de hace tanto que ya ni sé. Puede que la causa sea que era música lo único que se oía cuando “aquello” paso, puede también que la causa sea otra; la música es vida y solo los muertos están a salvo de la muerte, puede que sea eso, mate la música para que la muerte no me encontrara.
No lo sé. Pero paso.
Y, fueron pasando los años.
Y, las décadas.
Y, de repente, en alguna parte, suena la música y vuelvo a poder escucharla. No la busco pero cada vez que la encuentro me alcanza. De nuevo la siento. Y, me pregunto que me sucede, de donde nace esto y a que viene.
Y, pienso que bien pudiera ser que sea en los blogs donde se encuentre la oculta razón de tal misterio. En esos blogs que sin permiso te llenan los oídos con ella mientras te cuentan cosas que lamen tus infectadas heridas y te permiten sentir por un momento que a pesar de todas las veces que has muerto aún sigues vivo.
… Es más, ahora incluso cuando oír la música no es forzoso... hago clic y la escucho. O, al menos lo hago a veces. Y, no sé si eso es bueno.