04 febrero 2009

Ni la hoja de una hierba...


Hoy salí de casa, sin el portátil. Compre tabaco para la pipa y entre en el Babilonia. Solo quería un café y leerme uno o dos periódicos, pero hubo suerte, encontré con quien hablar. Fue una conversación en su mayor parte tonta y en general agradable, pero solo por ser quienes éramos los que participábamos en ella.
Me pareció que en cierto modo la conversación no era más que una excusa para celebrar que estábamos juntos. Pero entonces entro alguien y la cosa cambio para mi cuando le pregunte por una persona a quien aprecio tremendamente más de lo que ella misma o los presentes pudieran imaginar.
Me importas. Me importas muchísimo y aunque algo en mi ultima conversación con tigo ya me hizo temer que algo podía estarse torciendo en tu vida, lo que escuche hoy no me lo esperaba. Mala cosa cuando alguien me habla así de ti y quien lo hace es quien lo hizo.
El estomago parece habérseme vuelto lodo. Estoy asustado.
Me impresiona tu fortaleza pero se que hasta la mayor fortaleza puede venirse abajo cuando no se deja de recibir golpes desde niña, una y otra vez, en el mismo talón de Aquiles que todos tenemos.
Al final una simple brizna de hierba jugando a arañar tu piel; la brisa del aleteo de una mariposa moviendo esa hierba, nada que pueda hacerte daño si tienes tus defensas altas o incluso bajas, pero no por los suelos, es suficiente para derrumbarte. Entonces cuando te ven en el suelo, rota y no encuentran cerca de ti nada amenazador que lo justifique buscan la causa de tu derrumbe en ti. Te ven a ti misma como la responsable, ,única, de tu propia caída. Se sienten superiores, se sonríen a si mismos y se apartan de ti.
Lo he visto hacer muchas veces.
Y, no se como ayudarte.
Necesitaría invertir mucho tiempo en hacerlo, pero mi tiempo ya no es mío. No soy libre de seguir o no cerca de ti.
Ya es tarde para lamentarse pero aun así lamento mucho haberme despreocupado de ti durante este tiempo. Pero es que yo creí que te iba todo bien y que en la vida, en estos momentos te convenía estar más cerca de otra gente que de mi.
Pero aunque no sea lo mismo te prometo algo:
Te prometo que aunque la imagen que tienes de ti y de mi te impide creerte hasta que punto me impresionas y que es cierto que siento por ti lo que en su momento ya te dije y no me creíste, yo… pese a saber que vas leer esto pero sin percatarte que es a ti a quien se lo escribo y para colmo que no puedo poner aquí, un documento publico, tu nombre,…pese a todo ello te prometo que tras esta entrada habrá otras y que muchas de ellas irán destinadas, aunque no se note, solo a ti. Lo haré convencido de que más pronto que tarde volveremos a vernos, sentarnos en la noche y tener una conversación de aquellas que nosotros teníamos y yo podré ver entonces en tu sonrisa que ya sabes cual es el nombre que hoy guardo en silencio y me dirás “Manolo Miraflores deja ya de escribirme cosas como esas, que yo ya no las necesito. Mis heridas han sido lavadas, el pus expulsado y mi piel ha cicatrizado. Ya no me derribaran ni la hoja de una hierba, ni el aleteo de una mariposa, ni una brisa cualquiera. En lugar de ello háblame de ese proyecto que…” y, entonces yo también sonreiré y comenzare a hablarte de mi secreto.

No hay comentarios: