14 noviembre 2009

Del sabio, el falso sabio y una tontería

Una buena forma de diferenciar entre un sabio y un farsante es que cuando al sabio le llamas tonto sonríe (o,no) pero cuando se lo llamas al otro se ofende.

La sabiduría por ser sabia es siempre humilde. Pero esa, sospecho, no es la razón o cuando menos seguro que hay otra más. La de que hace falta ser tonto para darse por ofendido por una tontería como la de que te llamen tonto. Y al sabio no le da la gana ser tonto.

...Pero por desgracia, que algo no te ofenda no significa que no te duela. Y, a veces duele.

No siempre, claro.

16 comentarios:

Andrea dijo...

pues si, si me llaman tonta y lo merezco trato de asumirlo, aunque me duela. A veces duele, otras no, a veces sonríes, otras no tanto. Los años te van enseñando a relativizarlo todo. Me quedé pensando, Manuel de miraflores..Será que vives cerca de Miraflores? Si es asi somos vecinos, je. Un abrazo!

José Antonio dijo...

MANUEL, no ofende quien quiere, sino quien puede.

Lo que está claro es que siempre es más fácil asumir un alhago que un insulto. Aunque desde mi punto de vista la indiferencia es la mejor de las respuestas.

Manuel, un fuerte abrazo compañero.

Anónimo dijo...

Sabias palabras Manuel y mientras las leía he pensado justamente lo mismo que José Antonio. No ofende quien quiere sino quien puede.

Si te apetece hice esta entrada hace tiempo en clave de humor.
¿A quién pertence la tontería, el insulto u ofensa cuando no recibes ese regalo?
http://vanetaitao.blogspot.com/2009/06/el-maestro-siempre-sera-el-maestro.html

Un fuerte abrazo!

Aniquiladora dijo...

Aquel que reconoce su propia ignorancia buscará respuestas a sus dudas y ese acto de reflexión lo acercará hasta el conocimiento. El que no duda ni reflexiona no se siente en la obligación de buscar la razón de las cosas.

Un saludo. Aniki

Manuel dijo...

¡Ya quisiera yo, ya, ser vecino tuyo Andrea!Pero que va.

Hace un puñado de meses quise quedarme a vivir en Madrid (me atrae desde niño) pero no encontré trabajo para poder quedarme y me volví a Galicia. Sé de tu pueblo, a un paso de Madrid, por haber vivido en Miraflores de la Sierra una amiga hace unos años.

Miraflores es también un apodo, el de mi familia materna. Y, para alguna amiga y su gente soy antes Miraflores (a secas)que Manuel o Manolo.

Manuel dijo...

José Antonio, cierto, no ofende quien quiere , sino quien puede. Pero solo puede ofender quien nosotros dejamos que pueda. Por eso a veces queremos ofender y no podemos o lo que es peor sin desear ofender ofendemos. Y, es que el que haya ofensa o no poco o nada depende del ofensor y mucho o todo del pretendido ofendido.

Por lo tanto en tales casos la indiferencia es en efecto la mejor de las respuesta y tienes pues toda la razón del mundo.

...Y, cuando pese a ello algo nos ofende lo sensato sería buscar en nosotros y no en el ofensor la causa de ese sentimiento.

...O, eso pienso.

Manuel dijo...

Vanetai, no me sorprende que estés de acuerdo con José Antonio en eso,pues los dos "navegáis en aguas profundas" y desde que la humanidad tiene historia todos los navegantes, peregrinos, amantes, guerreros, agricultores, cocineros, filósofos y muchos otros más que han osado adentrarse en tales profundidades llevan descubriendo las mismas verdades sencillas y esa es una de ellas.

El maestro de la historia que nos contaste no sabe eso por ser maestro, al contrario, es saber eso lo que le convirtió en maestro. Y, es que la grandeza se oculta en las cosas pequeñas antes que en las grandes (o, eso me parece).

Manuel dijo...

Aniki,hola y gracias por tu comentario que me ha recordado una historia de un maestro zen y un aspirante a discípulo, más o menos creo que era así...

En cierta ocasión un occidental se encontraba sentado frente a un maestro al que le había pedido que lo aceptara como discípulo, el maestro se encontraba en ese momento sirviendo té en la taza del occidental y en vez de responder continuo vertiendo más y más té en esa taza, hasta que ya desbordaba y pese a ello continuo vertiéndola. Finalmente el occidental le avisa convencido de que el maestro se ha despistado, "la taza desborda" y entonces el maestro le responde algo del estilo de "en efecto, no se puede verter en una taza más té cuando ya esta llena, por lo tanto si usted desea que vierta en usted mi sabiduría primero... ¿no debería vaciar su mente?"

Creo que tienes toda la razón. Al creer que sé lo que no sé me siento seguro de saber y esa seguridad me resta impulso para indagar y aceptar lo que no sé.

Solo cuando descubro que mis creencias son falsas o incompletas (insuficientes más bien, pues incompletas lo son siempre)se me puede despertar el interés por cambiarlas o completarlas, solo entonces mi corazón y mi mente se predisponen a buscar un nuevo y mejor conocimiento, conocimiento de lo que soy, de lo que son los demás, lo que es el mundo, la vida etc.

Complementas muy bien, me parece, lo que ya dijeron Andrea, José Antonio y Vanetai. Todos somos humanos, nadie es infalible, hasta un sabio en un momento dado puede ser tonto. Eso es natural, no pasa nada. Lo que sucede es que el sabio al ser llamado tonto envez de ofenderse va recapacitar y si ha cometido una tontería esa ya no la volverá a cometer. El falso sabio en cambio se ofende y continua siendo un tonto.

--- dijo...

Estoy con lo que expresa la frase que anteriormente nos ha dejado nuestro compañero José Antonio. La ofensa debe ser siempre relativa; siempre depende de quien venga, y si viene de alguien que nos importa, antes de actuar -como un resorte en un acto reflejo- debemos analizar los motivos de la pretendida ofensa, porque tal vez no exista, tal vez seamos nosotros quienes nos empeñemos en querer verla como tal.

... Creo firmemente en la humildad, sin ella es imposible saber, imposible crecer.

Manuel dijo...

A medida que de verdad creces te vuelves humilde y cuanto más humilde más creces.

¿Es eso?

Creo que nunca había pensado en relacionar directamente ambos conceptos, crecimiento y humildad. Pero parece de lo más interesante.

Gracias por la idea, Margot.

Jesús dijo...

En Guinea Ecuatorial, el peor insulto que podía decir (y una vez dije, y en menudo lío me metí) es ese: "tonto". Allí encontré gente a la que podías llmar "mal nacido", "hijo de mala madre" o cosas peores, y se reían, pero que al llamarles tonto entraban en cólera e iban a buscar sus machetes, quizá porque tan tontos no eran, sólo conscientes de su propia ignorancia, lo que les producía un claro sentimiento de inferioridad expresado con violencia.
Apliquémonos el cuento. Ejercicio: buscad a un radical y llamadle "radical", a ver cómo reacciona...
Por cierto amigo, gracias por la visita, y una cosa más, mira la foto de perfil, la mano con la rosa, ahora míra sin enfocar... no te parece la cabeza de un pato?. :)
Todo depende del ojo con el que se mira.

--- dijo...

Hola Manuel, perdona que no haya reparado en el interrogante antes planteado. Aunque con algo de demora, aquí estoy.

... Yo así lo contemplo. A más conocimiento, más apertura en nuestro angulo de visión... a más amplitud de miras, más reconocimiento de que, muy poco o nada sabemos... La ignorancia asevera, atrincherada en su eterna unilinealidad, su pobreza le impide observar otros caminos... La experiencia, es sabiduría y la sabiduría se debe a la tolerancia, a la humildad, así debe ser... y en su humildad admite la duda, el mayor de los beneficios; el que nos permite ver, escuchar y reconocer la riqueza que nos aporta la diversidad... crecer.

Espero no haberme excedido ;)

Te deseo un feliz domingo.

El Tonto de la Colina dijo...

Un sabio no se molesta cuando le llaman tonto, porque la sabiduría y la tontería entrecruzan caminos constantemente. Muchas de las ideas que hoy aceptamos como la verdad, fueron consideradas tonterías al comienzo.
Otra más: el sabio nunca lo sabe todo, y al ver lo mucho que ignora, solo puede sentirse tonto.
Recuerda: la verdad se encuentra en la boca de los tontos.

Manuel dijo...

Jesús, no es que quiera presumir de cobarde pero, yo nunca le llamaría radical a un radical, no al menos delante de sus narices, salvo, claro, si el tal fuera pero que "muuuuuuuucho" más pequeño que yo. Las cosas como son.

En ese detalle de la imagen del perfil no había caído. Pero, hice la prueba y tienes razón. De esa forma recuerda la cabeza de un pato. Ahora me gusta más que antes :-)

Manuel dijo...

Margot, salvo caso de spam mal intencionado o mera labor de troll,aqui es imposible excederse. Y, más cuando viene a cuento extenderse y se ha tocado un punto como el que has tocado. Es más, estoy en deuda contigo por ello.

En cuanto a esa demora que mencionas no la hubo. Yo en cambio sí suelo demorarme, antes más por falta de conexión propia a Internet, pero con frecuencia antes de comentar algo prefiero esperar un poco, "digerir" la entrada leída, perderme en los matices de lo que nos ha dicho para encontrarme en ellos y con ello encontrar también el comentario que quiero hacer. Con frecuencia cuando por fin sé que es lo que quiero decir ya es tan tarde que me parece inoportuno dejarlo.

Manuel dijo...

Ivan, gracias por el comentario.

"el sabio nunca lo sabe todo, y al ver lo mucho que ignora, solo puede sentirse tonto", me dices y creo que en ello estamos todos de acuerdo.

Sobre lo demás no digo nada pues aun lo estoy digiriendo. Y, sospecho que aun me va llevar un tiempo :-)