No son las palabras lo que cuenta; son los hechos y lo sabes.
Y, los hechos...
De los hechos mejor no hablar.
No quiero hacerte daño. Prefiero callarme, sé que siempre te ha dolido lo que siento y lo que pienso. Qué nunca he logrado verte como quieres que te vea. Y, que jamás me lo vas perdonar.
Es patético que decir la verdad asuste tanto; que una vida termine siendo solo miedo a herir a otra persona...
Y, que en realidad, esa persona ni se entere.
(Entrada editada por el autor)
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