Temo quedarme dormido, no despertar y perderme la vida. No el quedarse dormido de la muerte; ese otro, el de aquel que teme no despertar a tiempo para tomar el ultimo autobús y a sabiendas de que ya no le queda otro pues es mucha la vida que dejo pasar sin tomar nada de ella y demasiados los años que dejo ir, en tensa espera, de un tren que jamás llegara.
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