22 octubre 2012

Sobre Ring of Fire ... y esa sed

Para gustos colores y sobre gustos nada hay escrito, ni se puede ni debe. Pero...


No puedo evitar preferir la versión original de la canción, tal y como la cantaba Anita Carter que la que luego popularizo Johnny Cash, por lo visto influido por un sueño en que se vio cantándolo acompañado por unos mariachis.

                

Y, creo que eso se debe a varios motivos diferentes que hacen que sintonice más conmigo y mi propio mundo emocional una versión que la otra y llevo, yo no sé cuantos pero, varios días dando vueltas a lo que siento y me hacen sentir cuando las escucho en busca de esos motivos, solo por afán de comprender que siento y como nace ese sentir.

Comprendo que a algunos tal cosa les pudiera parecer una ocupación pueril, he conocido muchisima gente que no dedican ni un solo segundo en su vida a tratar de conocerse a si mismos. Por ello les he visto querer lo que no quieren, odiar lo que no odian, hacer lo que de otro modo jamás harían y dejar de hacer lo que de otra forma no dejarían de hacer, de ese modo terminan haciendo lo que necesitan no hacer y dejando de hacer lo que necesitan hacer.

Intento imaginar tu voz cantando la primera versión y me es fácil conseguirlo, Pero intento imaginarte entonces cantándola y no puedo. Y, es que no eres tu voz; aunque es siempre en la voz, y no en la mirada como algunos creen, donde un ser humano se haya más desnudo no eres, no, que va, tú tu voz.

Por eso me es fácil imaginar esa voz cantando esa canción ya que solo es imaginar lo que ya conozco haciendo algo para lo que sirve perfectamente esa voz "achuchamelada"... pero no puedo dar el siguiente paso, el imaginarte realmente cantándola en su versión original.

La versión original es una versión sin florituras, que simplemente canta lo que hay, puede ser cantada ante un publico pero no necesita publico para ser cantada. Es una confesión.

En cambio la segunda versión ya es otra cosa. Pierde mucho, muchismo, de lo que había en la primera de talante de confesión, de desnudar el alma para dejar lugar, en vez de ello, a un bricar festivo en el que se usan un monton de florituras para hacer "espectáculo" como si esa canción a falta de publico parara ahora a perder su esencia. 

La primera versión nace para ser cantada, la segunda para ser escuchada. Parece lo mismo, pero no lo es.

La segunda, esa sí que te imagino cantándola, y es que con las enormes ganas que tienes de ser escuchada, tan pero tan grandes que son, que no me sorprende que la quisieras cantar.

Pero te confieso que nunca lograras apaciguar tu sed de ser escuchada mientras que lo que digas, para ser escuchada, no sea lo que necesitas decir, tal y como lo necesitas decir.

No sé si me he explicado.

No hay comentarios: